
La columna del Cardenal
Cardenal Francis George, O.M.I.
Cuaresma 2014: Visitando los márgenes de la Arquidiócesis
Amenudo, el Papa Francisco nos anima a ver las cosas desde la perspectiva de los “márgenes”, con el fin de que nadie sea pasado por alto o ignorado. Para muchos católicos, quizá para la mayoría, el centro de sus vidas como católicos es su parroquia. Ahí es donde escuchamos el Evangelio predicado cada domingo, donde recibimos al Señor mismo en la Sagrada Comunión, donde nos encontramos a los creyentes a quienes conocemos mejor. Esta es la base común para contactar con otros a través de obras de misericordia. La parroquia, junto con la familia, es la experiencia de Iglesia que nos forma de manera más efectiva. Es el centro. Sin embargo, la Arquidiócesis de Chicago es más que una colección de parroquias. Esto se expresa en la generosidad demostrada en la Campaña Católica Anual, la cual financia a algunas parroquias y también a ministerios no parroquiales.
Sin embargo, es mucho más evidente y convincente, cuando vemos las cosas desde los márgenes, desde lugares que pasamos por alto con facilidad cuando pensamos aquí en la Iglesia. Retomando la invitación del Papa Francisco, me gustaría mencionar cinco de ellos.
No estoy seguro de cuántos católicos saben de Kolbe House, nombrada así en honor de San Maximiliano Kolbe, el franciscano polaco preso en Auschwitz quien dio su vida a cambio de la de un marido y padre de familia condenado a morir, quien suplicó por su vida por el bien de su familia. Este ministerio para los presos se encuentra en la parroquia Asunción en el 2434 South California, por la calle de la cárcel del Condado de Cook. Está dirigido por el padre Arturo Pérez Rodríguez, ayudado por el padre David Kelly, C.PP.S. y el diácono Pablo Pérez. Su auxilio se extiende a los presos y a sus familias donde quiera que estén, incluso fuera de la Arquidiócesis. Su contraparte en el condado de Lake, supervisada por el diácono Jack Harrington, da servicio a presos de la cárcel del condado en Waukegan. Los que están en la cárcel viven en los márgenes de la sociedad.
Kateri Center, ubicado en el antiguo convento de la parroquia de San Benito, en Irving Park Road, es uno de los muy pocos ministerios para los indígenas norteamericanos católicos urbanos de este país. Cuando los pueblos que son originarios de este continente se mueven, aún de manera temporal, de los territorios que ahora están reservados para ellos, sus vidas cambian. Su relación con Dios está directamente asociada con su relación con la tierra, y sus vidas religiosas necesitan un cuidado especial en la ciudad. El Kateri Center, bautizado así en honor de la virgen mohawk recientemente canonizada, es supervisado por Georgina Roy. Se proporciona catequesis, servicio de culto, una biblioteca de investigación y un lugar en donde los indígenas puedan ser ellos mismos. Los mitos de la sociedad estadounidense con frecuencia los ha marginado.
Amate House está llena de jóvenes, voluntarios recién salidos de la universidad quienes, durante un año o dos, viven en la sencillez, en una comunidad que ora y reflexiona con el fin de servir a los pobres en el papel de profesores y auxiliares de profesores, auxiliares legales, ministros para la juventud, en campus universitarios, o como educadores de salud. También trabajan en programas que auxilian a mujeres que han sido torturadas, ofreciendo sus habilidades a organizaciones sin fines de lucro, acompañando de manera compasiva a los ancianos y a las personas sin hogar En todas estas oportunidades, son guiados y animados por el diácono John Lucas, quien los ayuda a ver a las personas marginadas de manera diferente, bajo la luz de la fe.
El Campus de San León para Veteranos, en el antiguo lugar de la Parroquia de San León, en el 7750 S. Emerald, es un complejo de edificios: una residencia para veteranos, una segunda residencia para personas con discapacidad física, una clínica ambulatoria y un Jardín de Veteranos. Es un ministerio de Caridades Católicas de la Arquidiócesis. Para muchos veteranos, es un lugar de transición, donde pueden ser tratados con dignidad y seguridad mientras encuentran un hogar permanente y un trabajo estable. Para algunos, se convierte en su hogar. Con demasiada frecuencia, los que regresan después de luchar en nuestras guerras necesitan ayuda especial para no terminar siendo unos marginados en nuestra sociedad.
Zacchaeus House, nombrada así en honor a Zaqueo, el recaudador de impuestos que ofreció su hospitalidad a Jesús de acuerdo al Evangelio según San Lucas, está ubicado en el antiguo convento de la parroquia de la Asunción B.V.M., en West Pullman. Es un ministerio de los diáconos de la Arquidiócesis, uno de los cuales, el diácono Alfred Coleman es su director. Sin ser un centro de tratamiento, Zacchaeus House proporciona un hogar seguro, solidario y espiritual para un máximo de dos años para hombres sin hogar, en transición de ser independientes. Los primeros treinta días que pasa un hombre en este hogar están estructurados con el fin de ofrecerle una perspectiva que fomenta las destrezas para la vida, la espiritualidad, la oración y la asistencia a la iglesia. El propósito es ayudar a hombres, que de otra manera vivirían de manera permanente en los márgenes de la vida, a transformarse a sí mismos, con la ayuda de la gracia de Dios, en personas conscientes de su dignidad humana.
Todos estos son lugares, junto con muchos otros en la Arquidiócesis, que se pueden visitar al menos de manera espiritual durante la Cuaresma, la cual es una temporada litúrgica que nos da la oportunidad para cambiar nuestra perspectiva y volver a lo esencial. Lo esencial de la vida a menudo se descubre en la periferia, en los márgenes, como el Papa nos recuerda continuamente. Si uno ve como resultaron las cosas, Jesús se encontraba más seguro en el desierto que en Jerusalén. Pero él no hubiera podido realizar el viaje hasta Jerusalén y encontrar su muerte y resurrección sin el tiempo que pasó en el desierto, en la periferia. Que Dios le bendiga, a usted y a los seres que le ha dado para amar.
Sinceramente suyo en Cristo:
Cardenal Francis George,O.M.I.
Arzobispo de Chicago